domingo, 8 de enero de 2012

El se va y deja a tu esposa rendida, satisfecha y llena de su leche. Ella no puede ni moverce de lo adolorida que la deja luego de follarcela una y otra vez.  Y a ti cornudo te deja ordenado que la atientas y que estes a sus pies en todo momento o te dara otra paliza.  Aquella vez hizo que te orinaras del miedo y ahora prefieres seguir al pie de la letra sus ordenes.

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